Se propuso un paseo costero que conecta dos maneras de observar. A distancia, mediante un museo, y al detalle en una cafetería al termino del circuito. En este recorrido se proyecta un embarcadero que da la posibilidad de acercarse al cabezal del muelle, logrando abarcar 3 distintos niveles de observación.

Como condición fundamental se considera el solo observar el muelle sin tocarlo, protegiéndolo del deterioro humano hasta que el muelle colapse por su desgaste natural. Como segunda condición se propone valorar por contraste la materialidad y estructura, buscando en el proyecto asemejarse al pétreo borde costero, tomando mayor distancia del muelle.
El proyecto se formó en base a tres estrategias de diseño fundamentales, primero el separar el muelle del borde costero, cortando el acceso del muelle para potenciar la idea del solo observar el muelle sin tocarlo, luego se propusieron dos volúmenes programáticos al inicio y al fin del recorrido, los cuales dan sentido al recorrido de observación del muelle mediante un museo que entrega toda la información de los vilos, y una cafetería junto al muelle para la distención del público, y finalmente se presenta una grilla en dirección al muelle que conecta el recorrido y da orden al proyecto, dándole la forma a ambos volumen y al embarcadero central.